Capítulo 9: Lealtad
Kirtash se quedó tan sorprendido que ni siquiera reaccionó. Era la primera vez que recibía un beso suyo, estaba seguro, no recordaba nada parecido. Pasados los primeros instantes trató de liberarse pero sus brazos estaban atrapados con férrea fuerza contra la pared. No podía oponer resistencia. Pero no le correspondió, no sentía la necesidad de hacerlo. Había sentido algo por él en el pasado, pero era un simple humano y quedaba eclipsado por los sentimientos que tenía hacia Jack. Simplemente dejó que le besara dulce y lentamente, como si hubiera esperado ese momento tanto tiempo que quisiera hacerlo eterno.
Finalmente Sherim se separó de él con una mirada cargada de decepción. Sin duda esperaba que aquello hubiera reavivado sus sentimientos. Pero la mirada de Kirtash continuaba siendo helada e impenetrable. No parecía furioso ni disgustado sino simple y dolorosamente indiferente. En aquel beso iban sus últimas esperanzas, guardadas en su corazón durante años. Y rotas en apenas unos minutos. Le soltó las muñecas dejando caer los brazos a los lados del cuerpo sin aumentar la escasa distancia que había entre ellos.
- Demasiado tarde. – dijo Kirtash con voz neutra. – No voy a volver. Nada puede obligarme a ir con mi padre. Ni siquiera tú. He cambiado más de lo que piensas.
Sherim volvió a enmascarar sus sentimientos con una sonrisa escéptica.
- ¿Has cambiado o te han cambiado? Estamos hablando de un dragón. Es imposible que estés en tus cabales.
- Estoy lo bastante cuerdo como para advertirte – bajó la voz amenazadoramente. – de que si vuelves a tocarle un pelo acabaré contigo aunque signifique mi muerte.
- Definitivamente esto se ha vuelto surrealista – declaró, con sarcasmo. – Has tenido una última oportunidad para salvarte y la has tirado por la borda. No te volveré a ver con vida, mi amor.
Le dirigió una última media sonrisa y se desvaneció en la noche. Kirtash no llegó a advertir que sus ojos ambarinos estaban húmedos, y que, mientras volvía de nuevo con los suyos al amparo de la oscuridad, dos pequeños ríos de lágrimas surcaban su rostro.
Kirtash permaneció un rato más en las almenas hasta que dejó de sentir la presencia de Sherim. Después decidió bajar a recuperar su espada. No le gustaba quedar indefenso.
Pasó a ver a Jack sólo para asegurarse de que se encontraba bien. Le encontró moviéndose y susurrando en sueños al parecer inmerso en una pesadilla. Susurraba el nombre de Sherim y el suyo repetidas veces. Parecía haberle afectado bastante tener un asesino detrás de él.
Le despertó zarandeándole con suavidad. Tuvo que esquivar un puñetazo sonámbulo dirigido a no se sabía quien.
Jack se despertó sobresaltado. Un sudor frío le cubría la frente y respiraba agitadamente. Había tenido una pesadilla horrible. Últimamente las tenía más a menudo. Solían tratar del regreso de Kirtash al otro bando de mano de Sherim mientras que en el suyo era despreciado por sus amigos y por Victoria e incluso intentaban matarle. Temores inconscientes que nunca llegaba a confesar. Y al despertar sólo encontraba una sonrisa tranquilizadora de un chico de ojos azules. Aquella había sido demasiado real. Había visto a Kirtash con otro chico de ojos color miel besándose en sus narices y disfrutando con ello. Jack no sabía qué aspecto tenía Sherim y solía tener diferentes apariencias en sus sueños. Pero aquella era nueva y bastante realista. Todavía resonaban en su cabeza las risas burlonas que ambos le dirigían en su sueño.
- ¿Qué pasa? – dijo Jack, malhumorado.
- Estabas teniendo una pesadilla, ¿verdad?
- Sí, y bastante desagradable. ¿Me has despertado sólo por eso?
- También para decirte que no vas a tener que preocuparte más por Sherim. Se ha ido. – resumió.
- ¿Así sin más?
Kirtash torció el gesto.
- He hablado con él. – confesó. – No se te acercará mientras valore su vida.
- Habéis anulado el pacto, entonces.
- No. Él jamás estará de acuerdo. Si vuelve a entrometerse le mataré tenlo por seguro.
- No me gusta esa manía tuya de arriesgar la vida por los demás. Luego mueres y quien sufre es el otro.
- No puedo evitarlo. – dijo encogiéndose de hombros.
Jack se dio cuenta de que Kirtash se rozaba distraídamente los labios con los dedos mientras hablaba. Era un movimiento inconsciente que solía hacer cuando...
- ¿Os habéis besado? – preguntó a bocajarro.
- Me ha besado. – puntualizó Kirtash, consciente de que era inútil mentirle.
- ¡Y te quedas tan tranquilo! – exclamó Jack, visiblemente irritado.
- No le veo ninguna importancia. Para mí no significó nada. – dijo Kirtash en tono tranquilo.
- Tú no estuviste a punto de ser asesinado.
- Jack...te repito que no tiene importancia. Y baja la voz o acabarán descubriéndonos.
- ¡No me da la gana! Para ti nada es lo suficientemente importante. Los sentimientos de los demás te resbalan. No me extraña que te consideren un traidor.
Aquello colmó la paciencia de Kirtash. Le cogió de los hombros para obligarle a mirarle a los ojos.
- Si no me he ido con él ha sido por ti, Jack. Podría haberle correspondido, irme con él y lograr que mi gente me perdonara. He despreciado la última oportunidad. Ahora no pararán hasta verme muerto.
Pero te he elegido a ti antes que a mi propia vida, porque me importas. Porque no puedo soportar estar lejos de ti y porque jamás te haría daño. Así que no me llames traidor...hasta que realmente lo merezca.
Jack se había quedado literalmente sin palabras. Tan sólo articuló un mudo asentimiento con la cabeza.
Kirtash se dio cuenta de que tenía las manos crispadas de rabia. Juzgó que su expresión en ese momento tampoco debía resultar muy tranquilizadora. Abrazó a Jack con ternura, algo que el dragón agradeció enormemente.
- Sería mejor que esas cosas las dijeras antes. Yo no puedo leerte el pensamiento. – susurró Jack.
miércoles, 5 de septiembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario