miércoles, 5 de septiembre de 2007

Un simple...capítulo 10

Capítulo 10: Amnesia
Dedicado a Isa por sus innumerables halagos que me suben la moral, y por disfrutar tanto leyendo como yo escribiendo.
- ¿Se ha despertado? – preguntó Jack a Alexander, mientras iban junto a Shail y Kirtash de camino hacia donde los magos y curanderos cuidaban de Victoria.
- Sí, aunque me han dicho que está un poco aturdida. Parece que tiene lagunas de memoria. – respondió Alexander. Tanto él como Shail estaban bastante preocupados. Jack y Kirtash cruzaron una mirada significativa. También ellos estaban preocupados pero por otro motivo bien distinto.
- Creo que lo mejor es que os reunáis los dos con ella a solas. – dijo Shail. – Con vosotros se sentirá más segura.
“No sé yo”, pensó Jack. Pero si tenía que echarles en cara el motivo de su “enfermedad” mejor que no hubiera testigos.
- ¿Estás seguro Shail? – dijo Alexander lanzando una mirada recelosa al shek.
Shail se mantuvo firme en su decisión por lo que ambos acabaron discutiendo.
“Y eso que no saben la verdad. Entonces seguro que no nos dejarían solos”, replicó Kirtash en la mente de Jack.
Los magos y curanderos se mostraban bastante reacios a permitir que Kirtash se acercara a Victoria. Al final, tras varias justificaciones por parte de Jack accedieron, con la condición de que el dragón pasara primero para tranquilizar a la muchacha.
Kirtash asintió mostrando su conformidad y le dirigió a Jack una fugaz sonrisa tranquilizadora.
Victoria le reconoció al instante y trató de levantarse a saludarle con el consiguiente mareo. Jack la sostuvo antes de que cayera y la sentó de nuevo, con suavidad, en la cama. Le dirigió una cálida sonrisa llena de afecto. Y comenzó el interrogatorio.
- ¿Dónde estamos, Jack? Esto no se parece a Limbhad.
Jack se armó de paciencia. Tendría que ir con tacto hasta que averiguara cuánto recordaba.
- En Idhún, dentro de la fortaleza de Nurgon. – explicó Jack, con calma.
- Eso es imposible, no podemos volver a Idhún. Ashran impidió la apertura de portales que comunicaran con Idhún. Además tenemos que rescatar a los idhunitas exiliados, antes de que Kirtash les asesine.
A Jack aquello le parecía muy lejano. Casi había conseguido averiguar hasta donde alcanzaba la memoria de la muchacha.
- Tú y yo somos amigos, ¿verdad? – preguntó Jack.
- Claro. – respondió Victoria extrañada. - ¿A qué viene eso?
Jack suspiró.
- Han cambiado muchas cosas desde entonces, Victoria. Supongo que las irás recordando poco a poco.
La chica se había puesto tensa de repente. En sus ojos había una mezcla de miedo y rabia.
- Kirtash está detrás de ti. – le susurró.
- Lo sé de sobra. – respondió el chico sin volverse.
- ¿Y bien? – inquirió el aludido.
- Más o menos, antes de Seattle – resumió Jack.
Victoria se había alejado de Kirtash lo más lejos que le permitía la cama y le dirigía miradas cautelosas. Parecía fiarse del buen juicio de Jack pero en aquel momento tenía los mismos pensamientos respecto a Kirtash que Alexander.
- Casi desde cero. – concluyó el shek. - ¿Por dónde empezamos? – preguntó, mirando a Jack.
- Por la profecía. Es lo principal.
Victoria les miraba expectante sin enterarse de nada.
- Entonces creo que tus amigos también deberían estar. – dijo Kirtash. Miró a Victoria con el rostro inexpresivo. – Te dije que no te mataría y lo mantengo. Se supone que si estoy aquí es para protegerte.
Jack avisó a Shail y Alexander para que entraran. Naturalmente Victoria también les reconoció.
- ¡Shail estás vivo! Pero cómo... ¡¿Qué te ha pasado en la pierna?! – gritó la chica.
- Tranquila Vic. – dijo Shail dándole un abrazo. – Parece que aún no has empezado a recuperar la memoria. Lo de la pierna fue por culpa del veneno de un shek. Por lo demás estoy como siempre.
- Yo sigo igual de bestia. – bromeó Alexander. Le había mejorado bastante el humor desde que había comprobado que Victoria se encontraba bien.
Entre los cuatro fueron poniendo a Victoria al día en lo más básico. Lo cual suponía una sorpresa tras otra. Algunas agradables, otras no, y unas pocas que estuvieron a punto de devolverla a su anterior estado de inconsciencia. Especialmente el hecho de que ella y Jack fueran los héroes de la profecía, el dragón y el unicornio. Y que Kirtash fuese un shek que había traicionado a su gente por protegerla a ella. Jack y Kirtash habían decidido contarle la nueva relación que había surgido entre ellos antes de que la chica recuperara los recuerdos suficientes como para que le afectara con la misma intensidad que la vez anterior, poniendo en riesgo su salud. Pero necesitarían un poco más de calma y deberían esperar a que fuera asimilando lo más importante.
Aile también fue a visitarla. Victoria no la reconoció en un principio por su aspecto de feérica.
Sin embargo Kimara sí parecía haber permanecido en su memoria. Probablemente porque al compartir su don con ella era parte de si misma y algo muy difícil de olvidar.
Pasados unos pocos días ya había recuperado gran parte de sus recuerdos.
Era una recuperación muy rápida. Demasiado rápida. Tendrían que descubrirse ante ella antes de que se recuperara por completo. Tras muchos intentos lograron reunirse a solas con ella para poder hablarlo con tranquilidad. Jack estaba lleno de dudas. Podría perder su amistad para siempre y, si lo contaba, se convertiría en un traidor. Pero tenía que saberlo. Y lo mejor era decírselo ellos mismos.
Victoria estaba muy intrigada. ¿Qué asunto era tan grave que lo tenían que discutir a solas?, ¿por qué tanto secretismo?
- Victoria queríamos hablarte de un asunto...personal. – empezó Jack, vacilante.
- Probablemente fue lo que te causó la inconsciencia. – dijo Kirtash, a modo de advertencia.
- El caso es...que... – miró al shek, pidiendo ayuda pero el chico se mantuvo callado. Jack era su amigo, era mejor que se lo dijera él. – estamos juntos. – dijo de un tirón, mirando al suelo, rojo como un tomate.
- ¿Juntos?, ¿en qué sentido? – dijo Victoria, empezando a asustarse.
Kirtash entrelazó su mano con la de Jack para tranquilizarle. Ahora le tocaba a él.
- Estamos enamorados. El uno del otro. Lo supimos casi al mismo tiempo que tú...cuando nos descubriste besándonos.

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